(CEER)
El Consejo Empresario de Entre Ríos realizó, a través de su Instituto de Investigaciones, un nuevo informe en materia fiscal y laboral.
El sector público es el actor más importante de la economía. Erróneamente, las ideologías y los discursos tienden a tratar de implantar una (falsa) dicotomía entre sector privado y a Estado, cuando en realidad son actores complementarios. Tan complementarios que no hay casos en el mundo en que un país haya logrado altos niveles de desarrollo social sin un sector público de excelencia y un sector privado pujante y dinámico. La explicación: hay acciones que sólo el Estado las puede y debe desempeñar; otras donde el sector privado es el que mejor las desempeña; y otras en donde ambos deben cooperar. Por eso, en el libro “Entre Ríos: Aportes hacia un Camino de Oportunidades y Desafíos” del CEER se dedica un capítulo completo al análisis del Estado provincial entrerriano. En esta ocasión se presenta una actualización.
La primera presencia del Estado: la presión impositiva
La vía más directa por la que el Estado impacta en los ciudadanos y el sector productivo privado es con los impuestos. Esto se debe a que la tributación es una exacción que reduce el ingreso disponible. De esta forma, los hogares sacrifican consumo y las empresas inversión y capital de trabajo para financiar al sector público.
De aquí que el primer paso para analizar el sector público sea la presión tributaria. Convencionalmente se la define por el porcentaje que representan los impuestos respecto al Producto Bruto Interno (PBI) o geográfico de una determinada región.
En Argentina, la presión tributaria no es moderada. Según datos oficiales del Ministerio de Economía de la Nación la presión promedio de los Estados nacional y todas las provincias (sin contar los municipios) asciende al 38% del Producto Bruto Interno (PBI). Este es un nivel similar al de los países europeos y superior al de EEUU, Japón o Corea. Dentro de Argentina, Entre Ríos es uno de los ejemplos más paradigmáticos de elevada presión de los impuestos.
La alta presión impositiva en la Argentina, en general, y en Entre Ríos, en particular, tiene, básicamente, origen en tres factores. En primer lugar, la coexistencia de tres niveles de gobiernos (nacional, provincial y municipal) con facultades para fijar impuestos y/o tasas coercitivas de servicios. En segundo lugar, la competencia entre estas tres jurisdicciones para imponer exacciones sobre la población a fin de hacerse de recursos públicos que le brinden independencia de gestión política. En tercer lugar, porque es tan pobre el análisis que se hace en su formulación que se terminan superponiendo y/o generando distorsiones sobre las familias y el sector productivo.